¡Hola soy el Mago Viajero! y os voy a contar una historia increíble: un día, compré un boleto por dos euros y me dijeron que si me tocaba, me podría ir a Estados Unidos, a ver la Estatua de la Libertad, en Nueva York. ¿Sabéis a quién le tocó?, a mí. En el viaje conocí a una persona muy maja y amable. Se llamaba Violeta. En el avión me contó que se iba de gira con sus compañeras: Lumila, León... Le dije que iría a verla. La azafata dijo que en cinco minutos íbamos a aterrizar. Cuando aterrizamos ví muchas tiendas: Mcdonals, pizzerías, tiendas de ropa, supermercados, heladerías, cines y también ví limusinas, rascacielos y lo que más me llamó la atención fue la Estatua de la Libertad. Me fui a mi alojamiento y era enorme, había un sofá comodísimo, una tele de plasma, bañera con música, etc. ¡Era genial! Llamé a mis vecinos para conocerlos y eran muy amables. Uno de ellos me dijo que a las nueve de la noche había una cena a los pies de la Estatua de la Libertad. Fui allí y cené con todos muy a gusto, y ¿a qué no sabéis a quién me encontré?.. A Violeta. En mitad de la cena se puso a llover y nos pusimos todos muy tristes. Al rato recordé que era el concierto de Violeta y avisé a todos. Fuimos deprisa, pero cuando llegamos, el concierto ya había empezado. De repente, alguien gritó: ¡fuego, fuego! y toda la gente salió fuera y llamamos a las bomberos. Apagaron el fuego, pero había un problema: todo se había quemado, entonces se me ocurrió una idea. ¿Por qué no celebrábamos el concierto a los pies de la Estatua de la Libertad? A todos les pareció genial. Fuimos allí, preparamos todo y aunque no había micrófonos, cantaron perfectamente.
Ese día fue especial, me sentí alegre y entusiasmado. Fue una experiencia muy divertida que nunca olvidaré. Esa noche emprendí mi viaje a otro lugar maravilloso.¡Hasta la próxima aventura del mago viajero! Isabel 5º