jueves, 20 de febrero de 2014

El mago lector en el arrecife de Coral (Nayara, Botorrita)

El mago lector viaja al arrecife de coral

Una mañana normal, el mago lector se levantó de la cama y se fue a desayunar.
Cuando se vistió, se fue a casa de su amiga brujilla a ver que le pasaba porque hacía mucho que no le llamaba para irse juntos de viaje. Llamó como cuatro  veces a la puerta y nadie contestaba. Pensó de cuántas maneras podría abrir la puerta, pero después de pensar mucho rato, le vino a la cabeza que era mago y podía hacer magia así que empezó a decir estas palabras: “gusano de seda, plumilla de cabra y saltamontes amarillo, ¡que se abra el pestillo!” La puerta se abrió y estaba la bruja tumbada en una gran silla plateada.
El mago le preguntó: -¿Qué te pasa brujilla?
Y la bruja le contestó: Estoy muy enferma; si quieres ve  tú de viaje. Yo esperaré a recuperarme.
El mago le dijo: -Entendido lo pasare genial de parte de los dos. Ya sé donde me iré,  iré al arrecife de coral pero…para eso necesito ropa de agua. Ya sé, soy mago y puedo hacer magia. Que aparezca un traje de agua y unas bombonas para respirar.
Y lo que dijo el mago apareció. La bruja dijo unas palabras y el mago apareció en el arrecife de coral.

 El mago se metió en una especie de algas, y de repente… apareció una familia de pececitos naranjas y rayas blancas. El mago se quedó asombrado y les preguntó si se podía quedar en esa casa hasta que regresara a su casa. Los peces decidieron que se quedara, pero con una condición: que les protegiera de los tiburones. A la mañana siguiente, decidió visitar el arrecife pero no encontraba la varita; eso era para él un grave problema. No podría salir de  la casa porque si le atacaba un tiburón no podría hacer nada. Ni tampoco podía llamar a la bruja. El mago preocupadísimo se puso a buscar por todos  los rincones de la casa, y al fin la encontró: la tenía el pez pequeño de la familia en su “pez-cuna”. El mago decidió visitar por fin el arrecife de coral. Salió de la casa y en ese instante  vio un tiburón. Él no pensó más que en correr y no mirar atrás ni se acordó de que tenía magia, corrió y corrió no miro en ningún momento atrás.
Cuando a continuación  vio a su amiga brujilla, ella dijo:-¡Corre ven hacia mí y no mires atrás! El mago le hizo caso y no miro en ningún  momento. Cuando llegó a donde estaba la bruja hizo un hechizo y el tiburón desapareció. El mago lector muy contento de que la bruja estaba ahí con él, le dijo: -Vamos a comer pez espada y nos volvemos a nuestra casa. La brujilla, muy contenta, fue a por ese pez espada que al mago tanta ilusión le hacía. Cuando ya lo habían pescado, se lo comieron con patatas, después de un gran festín, decidieron marcharse. El mago lo primero que quería hacer antes de irse era despedirse de la familia de peces y, sobre todo, del pequeño pez que le había encontrado la varita. Después de despedirse, la bruja dijo un hechizo y aparecieron en su casa. El mago le conto toda la aventura a la brujilla.


El mago muy contento quería viajar otra vez pero esa vez con la bruja. Y colorín colorado esta aventura se ha acabado. 

¡¡HASTA LA PRÓXIMA AVENTURA DEL MAGO LECTOR!!

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